7.2. El fraude Kinsey

Alfred Kinsey (1894-1956), fue un biólogo norteamericano y está considerado como otros de los padres de la "revolución sexual". En los años 50 publicó dos trabajos sobre el comportamiento sexual humano, fruto de una serie de entrevistas a más de 10.000 personas de todos los EE.UU. donde se les preguntaba de una manera informal y “desinhibida” sobre sus costumbres sexuales desde las más comunes, hasta las más perversas.
Kinsey era un pervertido sexual desde su niñez. Desde joven estuvo obsesionado con la masturbación, que llegó a practicar de manera sofisticada y hasta masoquista. Desde joven manifestó sus inclinaciones homosexuales; aunque llevó siempre una doble vida, al punto de que en la universidad se le tenía por un coherente y riguroso cristiano evangelista. Su padre era un pastor metodista que le asfixiaba en su juventud reprendiéndole en todo y nunca expresando ningún tipo de cariño hacia él.
Contrajo matrimonio con Clara Braceen, a la que convirtió posteriormente en cómplice de sus “experimentos sexuales”. A partir de su matrimonio decidió hacer pública su intención de cambiar la sociedad para conformarla según su propia sexualidad distorsionada. Así fundó en 1947 el Instituto para la Investigación Sexual, en la Universidad de Indiana.
Publicó dos trabajos sobre la sexualidad: El comportamiento sexual del hombre (1948), y el comportamiento sexual de la mujer (1953). En sus informes describía el comportamiento sexual humano como si fuese un simple observador científico neutral, y nunca distinguía entre lo normal y lo anormal, lo natural y lo antinatural, lo bueno y lo malo.

“Dado que todo tipo de actos sexuales hasta entonces considerados como tabúes, en realidad se producen con mucha más frecuencia de lo que se pensaba, esos actos no pueden ser considerados como anormales, porque cualquier cosa que con frecuencia se produce debe ser algo normal”. A. Kinsey

De esta manera estableció el perverso principio en virtud del cual, lo que es frecuente es normal, y lo normal debe también ser natural.

“La ciencia, por tanto, puede librarnos de los prejuicios irracionales de las generaciones precedentes, puesto que no existe razón científica para considerar determinados tipos de actividad sexual, en sus orígenes biológicos, como intrínsecamente normales o anormales”. A. Kinsey

Kinsey, defendió que todos los comportamientos sexuales que se consideran desviados son normales. Por contra afirmó que la heterosexualidad era anormal y que esta era el resultado de inhibiciones culturales y de condicionamientos sociales. Kinsey, de religión metodista, creía que los cristianos habían heredado la aproximación casi paranoide del comportamiento sexual de los judíos.
Algunas de sus conclusiones fueron: La sexualidad es incontrolable, el matrimonio es parte de un condicionamiento social, el sexo fuera del matrimonio es normal y saludable, las familias son innecesarias, el incesto y sexo entre niños y adultos son normales.
Estas ideas son aceptadas plenamente por Hugh Hefner, que funda el emporio Playboy en 1953. Mientras acusa a las enseñanzas judío-cristianas de "anti sexualismo" y da glamour al sexo, amasa fortunas y donando generosas aportaciones al Instituto Kinsey.
Después de 40 años, en los cuales se había dado credibilidad absoluta a dichos datos, con las terribles consecuencias que conllevaron para la sociedad a nivel moral e intelectual, científicos de varios países junto con el F.B.I. demostraron el fraude de tales estudios y el poco rigor científico en los mismos. Los datos habían sido estadísticamente manipulados porque la muestra era manifiestamente sesgada, con un número importante de presos, exhibicionistas, pedófilos y vejadores sexuales, incluyendo en la metodología vejaciones y estimulación sexual de adultos a niños de meses.

La estrategia de Kinsey

Kinsey y sus colaboradores, se propusieron cambiar los valores morales tradicionales, con los siguientes objetivos y estrategias:

1. Permisivismo total: El concepto más famoso de Kinsey, el cual está siendo utilizado más ampliamente, es el de los "desahogos sexuales". Según Kinsey existen seis tipos de desahogos humanos: la masturbación, las emisiones nocturnas, las caricias heterosexuales, las relaciones heterosexuales, las relaciones homosexuales y las relaciones con los animales de otras especies.
También según Kinsey, todos los "desahogos sexuales" son igualmente "aceptables" y "normales". Kinsey opinaba que el concepto de la bisexualidad es el más "equilibrado" de todas las orientaciones, puesto que incluye tanto las actividades heterosexuales como las homosexuales. En las propias palabras de Kinsey: "Hablando en términos biológicos, no existe en mi opinión ninguna relación sexual que yo considere anormal". El problema según él, es que la sociedad está condicionada a través de normas tradicionales, para creer que la actividad heterosexual en el matrimonio es la única correcta y sana de las expresiones sexuales. Kinsey opinaba que todas las relaciones o formas de expresarse sexualmente son sanas, y que si una de ellas fuera anormal o inferior a las otras, ésta sería la relación sexual entre personas de distintos sexos.

“Por lo menos un cuarenta por ciento de muchachos preadolescentes practican el juego heterosexual y cerca del 48% el juego homosexual específicamente genital, mientras que un número mayor se entrega a contactos sexuales no genitales…
Para nuestros objetivos, el hecho más significativo en este juego precoz de niños es que el individuo se compromete en toda la variedad de actividades sexuales que abarcan desde el juego genital, el bucogenital, el contacto anal tanto con los de su mismo sexo como con los del sexo opuesto. Niños de 4 ó 5 años reproducen en sus juegos ciertas actitudes de los adultos de su clase y medio social, mientras que durante la adolescencia mostraban la misma actitud tradicional del adulto oponiéndose a la homosexualidad a favor de relaciones heterosexuales. En otro trabajo hemos propuesto una escala de porcentaje de la hetero y homosexualidad dando la cifra “0” al individuo sin relación homosexual y la cifra “6” a aquellos cuyas reacciones son exclusivamente homosexuales. Las personas que son igualmente homo y heterosexuales reciben el número “3”, mientras que todas las demás combinaciones de reacciones se escalonan entre estas cifras diferentes”. Alfred Kinsey. Desviaciones funcionales de la sexualidad. Editorial Escuela. Pag 100

Obviamente Kinsey rechazaba la verdad de que la sexualidad tiene una doble finalidad: la expresión del amor conyugal entre un hombre y una mujer, así como la transmisión de la vida. Al separar la sexualidad de estos valores, terminó reduciéndola a una mera interacción física para obtener placer o para "desahogar tensión". Esta empobrecida visión de la sexualidad termina empobreciendo y despersonalizando al propio ser humano, cuya felicidad radica en el amor, el cual, en el caso del matrimonio, es capaz de darse a sí mismo engendrando nuevas vidas.

2. Promoción de la pedofilia: De todos los conceptos desarrollados por Kinsey, el más preocupante es el que justifica las relaciones sexuales con niños (pedofilia). Kinsey opinaba que los niños están predispuestos a la actividad sexual desde el momento en que nacen, y que las actividades sexuales entre niños y adultos están incluidas entre los "desahogos sexuales". Sin embargo, según él, la sociedad las cataloga como "tabú" por haber sido condicionada por las normas, cuando en realidad se trata de un comportamiento sexual "normal" que debe ser practicado. Según Kinsey, si estas relaciones sexuales se llevan a cabo en circunstancias "apropiadas", es decir, si el adulto genuinamente siente afecto por el niño como lo sentiría un padre u otro pariente, dichas relaciones podrían ser una experiencia "sana" para el niño. Los resultados son desfavorables, según Kinsey, sólo cuando las autoridades públicas o los padres le han hecho creer al niño que este comportamiento es inmoral o incorrecto.

“Desde su más tierna edad, los niños a la vez homo y heterosexuales constituyen la mayoría mientras que los exclusivos son muy raros. A grosso modo, su porcentaje es más o menos el de una curva de frecuencia normal. Sin embargo, al principio de la adolescencia, el número de muchachos exclusivamente heterosexual aumenta netamente, mientras que aquellos que tienen a la vez una experiencia homo y heterosexual decrece. Hacia los 19 a 20 años, los heterosexuales constituyen mayoría y son más de los dos tercios de la población, el número de aquellos que hacen la experiencia doble disminuye más aún, mientras que los homosexuales exclusivos son los menos numerosos. La distribución original, más o menos normal en la escala de los porcentajes hetero-homosexuales, se ha cambiado en una distribución que figura la mitad izquierda de una curva en “U”. El comportamiento heterosexual que admite la sociedad domina netamente; el comportamiento que desaprueba es de lejos el más débil”. Alfred Kinsey. Desviaciones funcionales de la sexualidad. Editorial Escuela. Pag 101

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