6.4. La planificación poblacionista de Rumanía

Tras varias décadas de políticas neomalthusianas en Rumanía el dictador Nicolai Ceaucescu decidió en los años 70 que el país había errado en las políticas que afectaban a la evolución demográfica. Como en tantos otros países comunistas en la época del baby boom, se había favorecido el control de la fecundidad, legalizando el aborto (que se practicaba de forma gratuita y en clínicas estatales), facilitado la producción e importación de nuevos anticonceptivos, agilizado el divorcio y perseguida la igualdad laboral y familiar entre sexos.
Pero el posterior descenso de la fecundidad fue interpretado como una catástrofe nacional, y en 1966 se inició una campaña natalista intensa y coercitiva, con medidas radicalmente opuestas a las anteriores. Algunas de las más llamativas fueron las siguientes:
- Prohibición de los anticonceptivos, que no podían fabricarse, ni importarse desde otros países
- Prohibición del aborto para todas las mujeres con menos de cuatro hijos o menos de 45 años
- Obligación de exámenes ginecológicos mensuales que detectasen cualquier intento de impedir el embarazo (se llegó al extremo de implantarlos en las propias empresas donde hubiese trabajadoras).
El propósito del dictador era simple: fortalecer la economía rumana incrementando su población. En un año, sus políticas tuvieron éxito, y la tasa de natalidad se incrementó sustancialmente.
El efecto súbito de esta política fue una transición de una tasa de natalidad de un 14,3% en 1966 a un 27,4% en 1967. Entre los años 1972 y 1985, más decretos cambiaron la edad mínima para el aborto legal. Los niños nacidos durante este período, especialmente entre 1966 y 1972, son apodados los decreţei, y tuvieron que soportar servicios públicos abarrotados porque el estado no estuvo listo para el aumento súbito.
Esta política fue revertida en 1989, después de la Revolución Rumana en la que cayó la dictadura comunista. Desde ese tiempo, el aborto ha sido legal en Rumania.

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