5.2. La bomba demográfica

Durante la II Guerra Mundial y algunos años después, amainó el furor del control de nacimientos y de la eugenesia en los países aliados en respuesta al paño mortuorio que los experimentos nazis y del racismo científico habían echado sobre las acciones eugenésicas de comienzo de siglo y los intentos por mejorar el producto biológico. Pero las voces no se callaron completamente. El eugenista Guy Irving Burch, fundador de la Population Referente Bureau, publicó en 1945 un libro, Rutas de Población para la Paz o la Guerra, que presentó como una guía para las negociaciones de paz. El libro aconsejó la esterilización obligatoria de “todas las personas que son inadecuadas, bien biológica o socialmente” y pidió a los negociadores de paz “recomendar” tales leyes para “todas las naciones”, sin insistir excesivamente en los países conquistados. Burch advirtió que, a menos que se promulguen tales leyes, con los años se originarán desastres sin fin y la nueva paz será “tan transitoria como los resultados del Tratado de Versalles”.
Burch y sus compatriotas trabajaron durante toda la década de los años cincuenta, reagrupando, poniendo nombres nuevos a sus organizaciones, formando otras nuevas y, sobre todo, excavando en los consejos de poder. A principios de la década de los 60 el movimiento volvió a reflotar como una Campaña para Comprobar la Explosión de Población y, haciendo sonar la alarma de la considerada “bomba de población”, capturó la imaginación de los medios masivos de comunicación.

Hugh Moore y las campañas contra la población

El empleo a fondo del temor de la bomba, de acuerdo con los historiadores del movimiento, fue en gran parte obra de un hombre: Hugh Moore de la fortuna Dixie Cup. Moore se convenció del peligro de la población al leer el libro “Rutas de supervivencia” del funcionario de la Planned Parenthood William Vogt sobre la amenaza de la población. Desde entonces Moore dedicó mucha parte de su fortuna y energías a divulgar la “bomba” y a reclutar apoyo. En 1954 remitió su panfleto La bomba de Población a un millar de jefes de negocios y de profesiones y, subsiguientemente, a otros mil quinientos, y dio a Paul Ehrlich el permiso de usar el título para su libro de 1968.
Como presidente del Population Referente Bureau, Moore trabajó para comprometer al gobierno federal a extender el control de población. Su amistad con el General William Draper Jr., de su misma opinión, dio su fruto en 1958 cuando el presidente Eisenhower nombró a Draper presidente del comité para investigar el impacto de la ayuda exterior en el crecimiento económico de los países extranjeros. Draper se ocupó de que los materiales sobre población de Moore, publicados por el Population Referente Bureau y la Hugh Moore Fund, inundaran al comité, que respondió emitiendo el informe Draper 1959, “primer informe oficial del gobierno para tomar una posición sobre control de nacimientos”.
En 1960 Moore empezó la Campaña de Emergencia de Población Mundial, que levantó enormes sumas de dinero y que se fusionó con la Federación Internacional Planned Parenthood en 1961, para formar Planned Parenthood World Population.
En 1961 la fundación Hugh Moore empezó su campaña de anuncios a toda plana en el New York Times, el Washington Post, el Wall Street Journal y la revista Times. Bastantes personalidades importantes firmaron los anuncios – Thurman Arnold, Frank Abrams, Joseph Word Krutch, Reinhold Niebuhr, Mark Van Doren, Jonas Salk, los propios Draper y Moore, y muchas otras. Moore sirvió como Presidente de la Asociación de Esterilización Voluntaria y fundó el Comité de Crisis de Población, reclutando a los ricos, poderosos, y ambiciosos de la antecámara de Washington. Creó la Campaña para Comprobar la Explosión de Población para implicar a personas del mundo de las relaciones públicas y la publicidad y, en 1970, reunió todos sus esfuerzos para crear el “Día de la Tierra” (Earth Day), distribuyendo unos 300.000 prospectos sobre su bomba de la población a los participantes, y una cinta gratis, de Paul Ehrlich y el ambientalista David Broker, a todas las emisoras de radio. Los periódicos de los colegios divulgaron sus “comics” gratuitamente. En diversos artículos periodísticos proclamó que la polución era producida principalmente por demasiada gente. El mensaje en todos los casos era el mismo: la población contamina.

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