5.4. La “redefinición” de la familia tradicional

El sociólogo y demógrafo Davis Kingsley diseñó en los años 40 un modelo de transición demográfica que expuso en su obra “La sociedad humana” (1948). Miembro de la Sociedad Eugenésica Americana, Kingsley acuñaría los términos neomalthusianos de “explosión poblacional” y “crecimiento cero”.
Según el modelo de transición demográfica, toda sociedad en su transición de un sistema antiguo a un régimen moderno de progreso pasa por cinco fases:
Fase 1 Antiguo régimen demográfico: caracterizado por unas tasas de natalidad y mortalidad muy elevadas, y un crecimiento vegetativo lento.
Fase 2 Comienzo de la transición: Los índices de mortalidad bajan repentinamente gracias a los avances tecnológicos y sanitarios, pero la natalidad sigue siendo alta. Se produce un importante desequilibrio ya que la población experimenta un incremento notable.
Fase 3 Final de la transición: El acceso a la contracepción, la incorporación de la mujer a la educación y al mercado laboral, y la sustitución de una economía agraria de subsistencia por una de mercado facilitarían la reducción de la natalidad. La mortalidad sigue siendo baja, pero el crecimiento vegetativo se ralentiza.
Fase 4 Régimen demográfico moderno. La mortalidad y la natalidad se igualan consiguiendo un crecimiento vegetativo cero o prácticamente nulo.

Para Kingsley Davis, la familia tradicional es incompatible con el mercado, ya que la sociedad moderna del industrialismo exige alta movilidad, urbanización, racionalidad y una división impersonal. Todos estos aspectos son incompatibles con la familia con institución clave del periodo anterior, que él denominaba “familismo”.
El estado debía de eliminar todo tipo de ayudas a las familias, con el fin de llegar a…

“… un sistema en el que el rol de padre lo asuma el estado y el rol de madre esté desempeñado por mujeres profesionales, cuyos servicios sean pagados directamente por el Estado”. David Kingsley 1937. Reproductive Institutions and the Pressure for Population.

Para Kingsley la familia no es sino un “complejo institucional adaptado a la satisfacción de las necesidades societarias en lo que se refiere al continuo reemplazo de los miembros de la sociedad”. La familia sería pues, una unidad de intercambio cuyo papel indelegable sería la socialización del hijo, por ello el papel familiar se reduce simplemente al cumplimiento de las funciones de reproducción, manutención, ubicación social y socialización. Incluso algunas de estas funciones ser cumplidas por separado y pueden ser asumidas por otras personas distintas a los propios progenitores.
Llegados a este punto Kingsley afirma que el papel reproductivo de la familia debía de ser eliminado y sustituirse por un papel más afectivo de desarrollo de la intimidad. Pero al mismo tiempo, reconoce que esta intimidad se puede encontrar fuera del matrimonio en forma de “intimidades no convencionales”, tales como la homosexualidad, las parejas de hecho, y las “uniones sexuales libres”. El matrimonio así redefinido se convertiría en una “aventura amorosa” (an amorous adventure).
Davis propuso, años antes que Giddens, las ideas centrales de la transformación de la intimidad: el declive del sexo reproductivo y su reemplazo por el sexo plástico, el declive del matrimonio y su poder de regular el sexo, el ascenso de la importancia social de los de los sentimientos y su discusión abierta y en público, incluso entre miembros de una pareja, y el declive del estatus sexual (el poder patriarcal) y el desarrollo de relaciones ‘democráticas’ o ‘puras’.
Kingsley David ve un inconveniente en que las familias produzcan y alimenten niños ya que se crean dependencias entre los padres y sus hijos: “el enlace padre hijo está peculiarmente cerrado… Al crear hijos un individuo no sólo está creando nuevos seres humanos sino también nuevos y durables enlaces para él”.
También propuso una serie de medidas prácticas para limitar el inconveniente deseo de las familias por un excesivo número de niños. Estas medidas pasaban por “reducir… la identidad de los hijos con los padres, o reducir… la posibilidad de que esta identidad sea satisfactoria”. Para conseguir esto, propone usar lo que denomina “el sistema de escuela”, cuyo principal cometido sería alejar a los hijos de sus padres. También sugiere que sea desalentada la maternidad: “si se liberase a los varones de la responsabilidad de los hijos y se rechazase la identificación con ellos; pues sin la ayuda diaria de un hombre, parece muy probable que pocas mujeres quisieran tener y criar dos o más hijos”. Davis ve con esperanza “los servicios de bienestar del niño, que han tendido crecientemente a desplazar al padre como un miembro necesario de la familia”. En su opinión, los servicios públicos cumplen una doble función al reducir el coste de los niños a sus padres y al mismo tiempo permiten “interponer otra autoridad entre el padre y el niño diluyendo así la identidad padre-niño”.
Por la misma época Alva Myrdal, otra eugenista sueca, se plantea el problema de conseguir un desarrollo económico sostenido, y para ello planteó un modelo familiar dentro de una sociedad de consumo con los dos padres recibiendo ingresos. La necesidad de mantener el trabajo llevaría a las mujeres a evitar los embarazos, ahora bien, una igualdad en el trabajo remunerado requería la misma igualdad en el trabajo doméstico. Los días del “ganador de pan” se habían acabado.

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